Estados Unidos no se fía ni de Huawei ni de sus teléfonos móviles. Los responsables de las seis principales agencias de inteligencia norteamericanas han advertido a los estadounidenses de que no deben utilizar los productos y servicios de las empresas chinas Huawei y ZTE, alegando que los terminales desarrollados por estas marcas podrían estar funcionando como agentes chinos y realizando labores de espionaje pare el gobierno de de Pekín.
El gobierno de Estados Unidos está «profundamente preocupado sobre los riesgos de permitir que cualquier compañía o ente que se encuentre sostenida por gobiernos extranjeros que no comparten nuestros valores ganen posiciones de poder dentro de la red de telecomunicaciones», ha afirmado el director del FBI, Chris Wray, durante una comparecencia en el Comité de Inteligencia del Senado de Estados Unidos.
Detrás de esta comparecencia se encuentra la preocupación y los recelos del gobierno de Estados Unidos hacia la penetración en el mercado de las telecomunicaciones de una empresa como Huawei -cuyo pasado se encuentra enraizado con el Partido Comunista Chino y cuyo CEO, Ren Zhengfei, fue un oficial del ejército- que llevan tiempo intentando hacerse hueco gracias a acuerdos con grandes operadoras de telecomunicaciones.
El más reciente, con Verizon y AT&T, fue abortado en el último momento. De acuerdo con las advertencias del director del FBI, Huawei tendría «la capacidad de forma maliciosa para modificar o robar información, así como para proveer de la capacidad para llevar a cabo un espionaje que no puede ser detectado».
«Huawei es, efectivamente, un brazo del gobierno chino», advirtió a principios de la pasada semana el senador por Arkansas, Tom Cotton. «Existen multitud de empresas que pueden responder a nuestras necesidades tecnológicas y no tenemos que facilitarle el trabajo a China a la hora de espiarnos», destacó.
El recelo del gobierno estadounidense hacia el gigante tecnológico viene de lejos. En 2014, el gobierno de Obama prohibió a Huawei optar a contratos públicos al gobierno norteamericano. Sin embargo, en el presente, desde Estados Unidos están trabajando para que el gigante chino no prospere en el mercado de la electrónica de consumo. Paralelamente, los legisladores norteamericanos se encuentran preparando una nueva ley que prohibiría a los empleados gubernamentales utilizar teléfonos fabricados por Huawei y ZTE.
Ante el recelo del gobierno norteamericano, Huawei respondió que su empresa no presenta «un mayor riesgo para la ciberseguridad que cualquier otro proveedor de tecnologías de información y comunicación».
La entrada de Huawei en el mercado norteamericano no se encuentra exenta de controversia. Por un lado, el éxito en ventas de la compañía, que es la segunda que más terminales del mundo por detrás de Samsung y por delante de Apple, asusta a las empresas tecnológicas y a la clase política americana.
Por otro lado, los argumentos y la preocupación de las agencias de inteligencia como la CIA, el FBI o la NSA, que cuenta con el programa de escuchas telefónicas más ambicioso y sofisticado del mundo, resultan legítimos.
De producirse su entrada masiva en el mercado norteamericano, Huawei podría tener acceso a información sensible que, difícilmente, podría negarse a facilitar al gobierno chino.
Tampoco ayuda ante la opinión pública y los políticos norteamericanos la demanda que le interpuso la empresa Cisco por robar código fuente, sus reiteradas acusaciones de ser una empresa tapadera del gobierno chino, así como algunas prácticas de márketing de dudosa ética como pagar a usuarios para escribir opiniones falsas sobre su último teléfono, el Mate 10.
Fuente: elmundo.es