Petra Saviñón Ferreras
Horror ha causado la muerte de dos niños en el sector Buenos Aires, Santa Fe, de San Pedro de Macorís. La forma en la que fueron embestidos suma otro sentimiento: la indignación, un vehículo sube a la cera y los arrolla, luego el pasajero sale y toma el lugar del conductor y huyen.
Las primeras informaciones recabadas entre los testigos arrojan que una aprendiz iba al volante. Sin embargo, días después, la Policía afirmaba a los medios de comunicación que el responsable de esa irresponsabilidad era hombre.
Suministró nombre, fotografía y un dato singular, que andaba “fuertemente armado” a los ciudadanos que leen entre líneas y que respetan los derechos humanos, esa advertencia les eriza la piel. Saben lo que esconde, que ya no queda oculto más allá de la racionalidad media.
Esta alerta sumada a la exhortación de entregarse por la vía que considere pertinente, fortalece la sensación de que el cuerpo del orden podría dar un giro raro a esa historia y otorgaría incluso licencia a alguno que viera al joven para tomar justicia por propia mano.
Ayer el presunto implicado acudió por ante la entidad acompañado de su abogado y su disposición coincidió con la visita del presidente Luis Abinader al pueblo y a la familia de los pequeños, que como dijo el mandatario ya ninguna acción devolverá.
La población está chiva y hasta esa misma coincidencia activa las antenas, porque hay quienes creen que ambas cosas las hicieron coincidir para dar un plus a la presencia allí del gobernante.
La Policía debe dejar claras las evidencias que posee para imputar esa acción a la persona que señala culpable. Hablar de forma diáfana para despejar dudas, porque la gente comenta.
Su incredulidad la lleva a usar los medios más efectivos, el de boca en boca y las redes sociales para manifestar su convicción de que las autoridades han hallado un chivo expiatorio para cerrar el caso.
La familia de Carlos José Nova Peguero, de 5 años, de Yeremi Jusue Novel, de 7, y del infante sobreviviente necesita la verdad, que el culpable responda. Porque eso es justicia. Lo demás es cualquier otra cosa, con cualquier nombre execrable.