María Fals
M.A. Crítica e Historiadora del Arte
Ramón Calcaño es un joven artista visual dominicano nacido en Samaná en 1974. Estudió en la Escuela Nacional de Artes Visuales y en la Escuela Guillo Pérez. Poseedor de un gran talento, fue nominado por su calidad y creatividad a la 29 Bienal de Artes Visuales con su óleo “No importa de donde vienes, sino hacia donde vas”.
Con anterioridad a esto, había obtenido varios reconocimientos, entre los que destacan el Primer Premio de Pintura Guillo Pérez del concurso de Agro naturaleza de la Junta Empresarial Dominicana del 2018, el tercer premio de ese mismo certamen en el 2019 y el Segundo Premio de Pintura Las Américas del 2013.
Ha participado en alrededor de treinta exposiciones colectivas nacionales e internacionales, destacándose la “Pintada” celebrada por los 43 años de Casa de Teatro el 1 de julio del 2017, la Tercera exposición” Hecho Aquí”,
La Vega (2018), el Concurso del Diario Libre (2019), el Concurso de Pintura de Las Américas (2020) y Fusiones II en el Colegio Dominicano de Artistas Plásticos, inaugurada el 30 de abril del 2021.
Integra el Colectivo Contemporáneo de Arte (Coco D’ Art), junto a otros valiosos artistas dominicanos como Wilkins Terrero, Luis Galarza, Nicolle de Blanco, Aram Musset, Carlos Grant, Freddie Javier, Ivan Houllemont, Ezequiel Soto, Augusto Batlle, Diego Median, Tony Espaillat, Ángel Villalona, Pedro Cofresí, José Gompich, Wendy Núñez, Geovanny Infante y Raphy Genao.
Las obras de Ramón Calcaño destacan por su gran dominio formal. En cuanto a su estilo, mezcla lo hiperrealista con lo simbólico en su reinterpretación del entorno o camina hacia lo onírico y surreal, creando mundos novedosos donde parejas, espinas, cisnes, flores, cartabones y maderos nos llevan a un espacio de citas imposibles.
Desde el punto de vista técnico, en su obra destaca el dibujo, el óleo y el acrílico. Maneja a la perfección la línea, que en ocasiones se quiebra y en otras se torna curva. La gama de color es muy cambiante; oscila desde el uso de la monocromía o de escasos colores hasta la utilización de una policromía compleja, enfatizando los tonos cálidos o fríos, dependiendo de la temática o estado de ánimo del creador.
Lo variado también se percibe en los fondos en que coloca a sus figuras para que a veces resalten o se pierdan de la vista del espectador. Los mismos pueden ser sumamente abigarrados o, por el contrario, mostrar una simplicidad consciente que le propicia al autor definir un ambiente metafísico en el que destacan sus seres, ya sean estilizados o naturalistas.
En cuanto a lo conceptual, se perfila en sus cuadros cierto carácter autobiográfico y exhortativo, reflejo de sus propias aspiraciones y metas de superación constante. Su temática es muy variada, puede representar el sentimiento patriótico al mostrar a los Padres de la Patria rodeados de su pueblo en la Plaza de la Bandera, las problemáticas sociopolíticas de otros países latinoamericanos, la dignificación de los que viven “parte atrás”, el
Cristo crucificado, el maltrato infantil, una selva donde personajes con rostro humano y cuerpo de animal nos hablan de pasiones y pecados o la “jungla del asfalto” donde chocamos y luchamos por sobrevivir.
La poética de Calcaño es cuestionadora, inquisitiva, nos empuja a dejar lo negativo y a volcarnos a la búsqueda del bien y del desarrollo humano, todo eso soslayando lo panfletario y lo convencional, dignificando a las personas, buscando siempre propuestas creativas cuyo mensaje convide a la humanidad, y especialmente a los más jóvenes, a construir una sociedad donde la justicia y la razón imperen, a meditar sobre su futuro individual o colectivo, a reflexionar sobre el mundo que nos rodea y a buscar soluciones a los grandes retos de la Postmodernidad.