Petra Saviñón Ferreras
Cuando escucho al ministro de Educación, Roberto Fulcar, hablar de los planes para reforzar el sistema educativo, para que la inclusión sea la regla, me parece sincero y deseo con el alma que así sea. Sin embargo…
Parece que el funcionario no ha sido bien informado por sus colaboradores sobre las precariedades que enfrentan tantas comunidades con el mal estado de los planteles, con la falta de aulas.
Pues solo eso justifica que retara a que le señalen un estudiante fuera de la escuela por cupo. En Villa Mella, Santo Domingo Norte, no hay uno, hay muchos y por eso los padres han salido a las calles a exigir espacios.
En los Jardines del Norte, Distrito Nacional, la escuela Fray Ramón Pané fue demolida y lleva dos años en construcción. Allí muchos niños quedaron sin matricular y sus familias tuvieron que inscribirlos en colegios pequeños cercanos o enviarlos a centros alejados.
Los alumnos que acuden al recinto son de barrios carenciados, por lo que representa un enorme sacrificio pagar su educación.
Pero peor aún, lo que sí consiguieron espacio están diseminados en establecimientos privados que alquilaron al ministerio sus locales para tanda vespertina y en el caso de los moradores de La Yagüita, deben caminar un largo tramo para asistir al colegio Riachuelo, o sus padres pagar un transporte que mengua el paupérrimo presupuesto familiar.
En el caso del liceo de los Jardínes del Norte, igual quedaron muchos niños fuera y acuden a pie o en motoconcho al del sector El Millón o a otros.
Los que conocen el cordón de miseria que rodea a ese barrio y a los Ríos entenderán de qué trata esta situación.
Por eso, dada la actitud sincera del ministro, si no es un gran actor, creo que desconoce esta realidad y podría ser cierto, porque las informaciones de su equipo son las que alimentan su trabajo. Mas, es bueno dudar un poco y verificar con propios ojos.
La duda es el principio de la razón, sí, Fulcar, recuerde a Descartes.