María Fals, M.A. Crítica e Historiadora del Arte
La educación artística es una de las áreas de enseñanza de mayor importancia. Puede ser visualizada como instrumento de aprendizaje y a la vez, como espacio de expresión creativa. Con su doble carácter perceptivo y creador, potencia el desarrollo de habilidades y destrezas en las personas de cualquier edad, las adentra en un universo que fomenta en ellas la capacidad de decodificar signos y símbolos.
El psicólogo norteamericano Howard Gardner, creador de la Teoría de las Inteligencias Múltiples, privilegia en su texto Educación Artística y desarrollo humano-publicado por primera vez en 1990 en inglés por The J. Paul Getty Trust y en 1994 en español por Editorial Paidós- la importancia de esta área en el desarrollo de actitudes que permitan a los seres humanos, en diferentes etapas de su vida, conocer el mundo y transformarlo.
Vincula en este libro la teoría de Piaget sobre las etapas del desarrollo al proceso de enseñanza de las artes, adentrándose en los planteamientos de Nelson Goodman sobre la descodificación de símbolos culturales a través de la percepción, el análisis y la práctica artística. Analiza además otras teorías como las de Rudolf Arheim y Elliot Einsner en torno al papel del arte como “forma auxiliar de conocimiento” (Gardner, 1994: 79) y señala su valor en este aspecto.
Gardner observa cómo el camino de la representación artística se vuelve cada vez más convencional y realista en la medida que la persona avanza en edad, evolucionando de lo intuitivo y libre del garabateo hacia lo simbólico, notacional y formal, dejando en el camino mucho de lo instintivo e imaginativo. Señala lo oportuno de integrar lo lógico y lo sensible en los procesos educativos para promover formas más amplias de comprender la realidad.
También en este texto declara que la educación artística no solo debe enseñar las técnicas que permitan la producción de obras de arte, sino que es importante que se encamine al estudio del contexto, a la percepción y disfrute del arte como un fenómeno cultural que contribuye al mejoramiento humano, buscando gestar un educando capaz de “sintetizar su propio conocimiento perceptivo, conceptual y productivo” (Gardner, 1994:73).
Aporta también instrumentos para la evaluación dentro de lo que llama “educación en las artes” (Garner, 1994: 84) y considera que “la evaluación debe producirse en el contexto como parte de las actividades artísticas en marcha del estudiante “(Gardner, 1994: 85) a través de proyectos, carpetas y discusiones en torno al análisis de obras. Propone que la educación en las artes estimule el aprendizaje humano en diferentes ámbitos.
Por estos criterios podemos incluir a Howard Gardner dentro de la metodología cognitiva en torno a la Educación Artística, ya que la aprecia como un proceso que le permite a los individuos en formación conocer su entorno, incrementar sus capacidades de observación, de análisis y síntesis de información a través del desarrollo de su sensibilidad.
Las teorías de Gardner sobre la educación artística cobran gran vigencia en estos tiempos. Se pueden aplicar al Aprendizaje basado en Proyectos y a los Proyectos Participativos de Aula al tener en cuenta el arte como un eje transversal, que ayude a integrar diferentes disciplinas curriculares y resolver problemas prácticos. La aplicación del enfoque de este autor facilita el llamado aprendizaje significativo involucrando en él las emociones y sentimientos.
Estos momentos, en los que estamos abocados a una educación virtual o híbrida, un proceso que se apoye en el arte como herramienta pedagógica es de alta trascendencia, pues permite el diseño de clases divertidas, motivadoras, interesantes y profundas, donde alumnos y maestros colaboran en un maravilloso construir de saberes que los hará crecer juntos, aprender y sobre todo, ser felices.