María Fals Fors
M.A Historiadora del Arte. Crítica de Art
Liubov Balanutsa es una artista visual que incluye en sus creaciones el criterio del arte único, donde el estampado en telas, la pintura sobre seda, el acrílico, el óleo, el diseño gráfico, la cerámica, las técnicas tradicionales de su país natal como el vitilanka y el vajtik, son sólo instrumentos para expresar los símbolos que en su alma inmaterial lleva siempre.
Excelente profesora de la Escuela de Diseño Industrial y Modas de la Facultad de Artes de la UASD, la apreciamos dotada de una profunda sensibilidad y calidad como artista visual.
En sus obras lo místico, lo humano y la naturaleza refinada nos conmueve a través de sus trazos y sus tonalidades armoniosas, nos abre la puerta a un universo limpio y maravilloso, atemporal y eterno, sólo cargado de esencias y de sueños.
Caminar por su obra es un reto, hay que quitarse la piel, purificarse en un rito personal, donde la presencia de lo divino toca cada fragmento del cuerpo y del pensar.
Artista de origen ucraniano, llegó de la mano de su esposo el maestro Hipólito Javier, en 1996. Se formó académicamente en su país natal, aprendiendo diferentes maneras de hacer arte, las mismas que hoy la llevan a comunicarse con nuestra sensibilidad.
Cuando llega al país, empieza a sentirse deslumbrada por los colores, las flores y los peces que se deslizaban en las aguas calientes y voluptuosas de un trópico que, a partir de entonces, fue su espacio cotidiano.
Las personas caminando, los tipos raciales, el tema de lo criollo, la música, fueron parte de una segunda fase de su andar artístico en la República Dominicana. Luego llegaron la maternidad, las piedras del larimar azul y los apliques de encajes entremezclados con los pigmentos, mientras los ángeles que revoloteaban a su alrededor la llevaban a reflexionar sobre el amor y sus propósitos.
Esos mismos ángeles niños que aparecen en sus cuadros, con flores en las manos, que sonríen a veces y otras caen en plena meditación; unos de figuras alargadas, otros de proporciones clásicas, avanzando al infinito. En medio de todo esto, se erigen danzas y trajes de su Ucrania inolvidable, la que lleva en su esencia y forma parte ancestral de su propio ser.
En lo vertical y curvilíneo de sus personajes, siento reminiscencias de los antiguos íconos pintados sobre madera, los observo colocados sobre fondos que expresan el horror vacui, en un encaje de madejas de hilos delicados, urdiendo el tejido de la vida y su curso indeleble. Sanadora, delicada, preciosa y femenina como el polvo de alas de hadas, es en la factura de sus cuadros donde lo onírico puede llevarnos a sentir cierta cercanía con lo surreal.
La artista ha realizado varias exposiciones entre las que destacan una colectiva realizada en Nueva York en agosto de 2017, donde estuvieron las creaciones de cuarenta y cinco artistas dominicanos, otra muestra denominada Obras Maestras, que tuvo lugar en la Facultad de Arte de la UASD en el 2015, donde sus lienzos estuvieron acompañados de creaciones de Elsa Núñez, Pedro Veras, Manuel Traboux, Dionisio de la Paz, Román Castillo, Manuel Barías, Elías Peña, Fernando Peña Defilló y Alberto Garó.
En ese mismo año, en la Facultad de Arte de la UASD, se organizó su exposición individual El Mensaje de los Ángeles, donde lo fluido y lo celestial se conjugó con lo telúrico y material.
En febrero de 2018 se llevó a cabo en esta misma Facultad Ángeles y Luces, para la que escribimos unas palabras de presentación, de las que hemos querido retomar los siguientes fragmentos: “Líneas que se retuercen (…) armonías de colores que van desde el azul turquesa al verde de los retoños primaverales. Rostros, muchos rostros que nos miran, desde la luz o desde las sombras, nubes blancas e incrustaciones vibrantes.
Una sinfonía de tonalidades, donde el ritmo y el equilibrio oculto de cada uno de los elementos nos hacen marcharnos lejos, muy lejos, rumbo a un camino donde al final nos espera en una cabaña de madera la gran cruz de la vida, del sacrificio, de la Verdad oculta en el espíritu cada ser humano.”
“Sus cuadros son obras de orfebrería llevadas al marco de las dos dimensiones, con texturas de piedras duras, imitación de metales y alfombras persas. La colección que se presenta hoy se destaca por la búsqueda de lo bello, “entendido como agrado y placer de los sentidos”; sin embargo, al ser testigos del mensaje de sus cuadros observamos cierta dualidad, algunas sombras que acechan detrás de esos ojos angelicales, de esas alas que flotan, mostrando un mundo que nos atrae, pero al mismo tiempo nos produce la inquietud de lo desconocido, de lo infinito, de lo inexplorado.
Dotada de un sello individual y único, sin imitaciones, muestra la poética plástica de una artista en su etapa madura y más fecunda, que pretende y logra comunicar un yo interior de gran espiritualidad a través de sus creaciones.
Esta creadora profundamente sensible ha sido seleccionada para presentar su obra pictórica “La flor de la vida” en la 29 Bienal de Artes Visuales, merecido reconocimiento a su trayectoria artística.
Con ella compartiremos próximamente en una nueva entrega del Cafecito de Plástica, organizado por el maestro Eliosnet Vidal en su calidad de director de la Escuela de Artes Plásticas de la UASD, que se realizará el jueves 27 de mayo a las 6.00 de la tarde conmemorando este mes de las madres, mes de María, mes de las flores, mes del amor y del reencuentro.
Ahí seremos testigos de la evolución de su arte depurado, del manejo técnico de sus creaciones y de los mensajes que se esconden detrás de cada figura y celaje, de sus instrumentos musicales, del viento que nos refresca el cuerpo y de los encajes encontrados en el banquete de los sueños.