Petra Saviñón Ferreras
-Cuando supimos del tiroteo y de las muertes, salimos a celebrar, porque pensábamos que habían matado a delincuentes-
Oído y ojo a esa expresión de una ciudadana de Villa Altagracia, en medio del gentío que acudió alertado por los disparos salidos de las manos de miembros del cuerpo del orden y que de forma execrable, repugnante mataron a una pareja de esposos.
Atención, porque ese grito muestra la naturalidad con la que la gente asume y justifica la eliminación de supuestos delincuentes.
Es esa misma intención de hacer justicia ante un sistema débil, de respuesta ineficiente la que ha llevado a multitudes a cometer actos de barbarie que terminan con la vida de otros seres humanos, cuya culpa, en caso de que la tuvieran, le compete cobrar a los tribunales.
En caso de que la tuvieran, porque ocurre que muchos inocentes han sido víctima de terribles golpizas y hasta linchamiento, como el taxista acusado de rapto y como el haitiano linchado por un crimen que no cometió.
Igual, aunque haya una total seguridad de que esa persona es culpable, nada, nada en absoluto respalda semejante aberración.
Cuidado, mucho cuidado con esas atrocidades que nos desangran como sociedad, en toda la extensión de la palabra.