Petra Saviñón Ferreras
Con suma frecuencia ocurre que para justificar un acto enarbolamos otro negativo, como si eso bastara para eliminar el error. Lo vemos mucho en asuntos judiciales, sobre todo en casos de corrupción y lo volvimos a ver esta semana con la promoción que pide ayuda para una niña de 12 años violada y embarazada.
El video que rueda en las redes muestra a la pequeña contar como ocurrió ese atroz hecho y luego la pone a exhibir fuera de la blusa la barriga de siete meses de preñez.
Entonces una pregunta si de verdad para ayudarla es necesario llegar a tanto, hacerla brindar tanta información, dar tantos detalles de esa aberración de la que fue víctima, con datos orales y materiales, como enseñar la panza.
Quizás esto fue manejado con la mejor intención, con la de sensibilizar pero igual es inadecuado y deben sopesarlo las voces que airadas exigen al Ministerio Público que haga su trabajo, en vez de mandar a retirar ese y cualquier audiovisual que atente contra menores de edad.
Que las autoridades, las del sistema judicial, las de salud, el Consejo Nacional para la Niñez y la Adolescencia y las entidades de carácter social del Poder Ejecutivo no cumplan con su deber, es censurable y jamás estaría en discusión.
Eso es una cosa y otra justificar con ese argumento que la niña haya sido expuesta de esa manera, y por su propio bienestar, el que busca la organización que dio a conocer su caso, es por lo que hay que tratar el tema con más discreción y consideración.