Petra Saviñón Ferreras
De repente y después de que un grupo de interesados fuese sometido a evaluación para elegir al defensor del pueblo, sucede que la Cámara de Diputados aclara que ese examen no es determinante en la selección.
Es aquí cuando llega el torrente de preguntas
¿Para qué esos tediosos interrogatorios?
¿Cómo es que no tiene sentido la calificación obtenida?
¿Qué hay de verdad en los rumores de un acuerdo para designar a Fidel Santana?
De ser cierto ¿Por qué preciso a ese candidato que quedó en quinto lugar, entre cinco aspirantes?
¿Qué implicaría el supuesto acuerdo de ese exdiputado con el gobierno?
¿Acaso que el Frente Amplio de Lucha Popular mantenga dormidos sus ímpetus o más claro, que no proteste?
Si esas versiones sobre la designación de Santana son reales, estaríamos frente a un atropello y ante una enorme paradoja, la del defensor del pueblo escogido de forma abusiva.
Confiemos en que todo sea una falacia y en que resultará con la posición la persona que más condiciones mostró.
Por una verdadera defensoría del pueblo, es lo que procede.