Petra Saviñón Ferreras
El sistema educativo adolece de tantas antiguas fallas, el curriculum amerita desde hace rato una revisión real, de verdad, que incluya aspectos esenciales para la vida práctica y para la conservación de valores.
Una enseñanza preuniversitaria integral permite al estudiante adquirir conocimientos que le ayudarán a costear sus estudios de tercer nivel o vivir del oficio aprendido en esos 12 años.
Igual necesita salir de esos grados con un adecuado nivel ético, convertido en un individuo capaz de aportar a la sociedad que ha contribuido con su formación.
Aunque desde el inicio del bachillerato son impartidos los idiomas francés e inglés, no de una forma que concluya en un conocimiento amplio de esas lenguas, y por tanto, parecen más asignaturas simbólicas.
Los politécnicos aumentan, sí, es cierto, pero todavía son pocos. Ojalá pronto llegue el día en el que todos los liceos sean convertidos en esos centros. Manera de disminuir la pobreza y de fomentar capacidades.
Del mismo modo, una instrucción fijada en estos tópicos generará entes más considerados consigo mismos y con sus conciudadanos. Incluir la educación sexual, por ejemplo, contribuirá a un mayor conocimiento y respeto del cuerpo y a una disminución de la precocidad y de los embarazos tempranos.
Claro que también es importante saber por completo todas las estrofas del Himno Nacional. Sí, sobre todo porque esa segunda parte cortada contiene una carga de patriotismo necesaria para impulsar a una juventud arrastrada por tantos factores en contra.
Pero ojo, esto debe ser parte de un organigrama que abarque otros aspectos, como los enumerados y ante todo, sin las amenazas vertidas desde el Ministerio de Educación sobre el estudiantado.