Petra Saviñón Ferreras
Asumir posturas nos retrata y no asumirlas también. La radiografía derivada de lo que decimos o callamos, plasma esa cosa llamada esencia. Hablar o guardar silencio es un derecho y hasta un deber pero hacerlo solo en circunstancias convenientes es una muestra de falta de escrúpulos.
Reitero e insistiré, no siempre lo que escribimos agradará a todos y qué bueno. Eso ya es algo. Ahora, al momento de criticar debe prevalecer la equidad, ese equilibrio tan necesario y al exaltar las buenas obras igual.
Esa misma actitud deben asumir los que comentan las opiniones de otros. Por ejemplo, tengo lectores asiduos, a los que agradezco la amabilidad. Unos me han criticado con altura, otros con una imprudencia que desdice de su educación doméstica. Algunos incluso usan seudónimos para verter su veneno.
Entre mis lectores tengo a Hi Camilo (confío sea su nombre real, si no, tampoco importa mucho). Es una persona que me ataca con decencia. Mas, a veces está confundido.
Aunque creo que el deber de los gobiernos es hacerlo bien y por eso no he sido dada a elogiar sus acciones acertadas, este ciudadano remacha en que soy lisonjera con la gestión pasada o sea con los peledeistas.
Primero, destacar lo positivo no me hace lisonjera, lamebotas (esto no lo ha dicho Hi, es de otro lector) y otros adjetivos negativos, si lo hago con bases me revela justa y aun así nunca he escrito nada para agradar ni a autoridades y a partidos contrarios.
Segundo, no necesito ser aduladora porque jamás he acudido a tocar las puertas de funcionario alguno ni de opositores para pedir prebendas personales, ni escribo para ponerme donde el capitán ni ningún otro oficial me vea.
Escribo desde la más íntima convicción de que lo que digo lo creo, lo asumo y lo defiendo. Pero si Hi o algún otro lector puede mostrar textos míos en los que he sido no razonable sino complaciente con gusto los recibo.