Puerto Rico reabrirá cautelosamente las playas, restaurantes, iglesias, salones de belleza y tiendas al por menor la próxima semana con nuevas y estrictas reglas, como parte del proceso para salir de un confinamiento que empezó hace dos meses y sofocó la actividad comercial en una isla que de antemano estaba agobiada por problemas económicos.
La gobernadora Wanda Vázquez anunció este jueves que la mayoría de los negocios reabrirán el martes, pero se mantendrá un toque de queda de las 7:00 de la noche a las 5:00 de la mañana hasta el 15 de junio. Se requerirá que todas las personas utilicen una mascarilla afuera y adentro de cualquier negocio, sin importar lo que estén haciendo.
“Puerto Rico se enfrenta a un nuevo modo de vivir”, afirmó. “Es el momento apropiado… hemos aplanado la curva”.
Muchos puertorriqueños, incluyendo propietarios de negocios, vitorearon el ansiado anuncio. Sin embargo, expertos de salud advirtieron que el gobierno no le ha hecho pruebas a suficiente gente ni ha efectuado suficiente rastreo de contactos y no está preparado para un posible repunte en las infecciones.
El Departamento de Salud de este territorio estadounidense ha reportado más de 2,900 casos confirmados de la enfermedad COVID-19 y al menos 126 fallecimientos, y cada día surgen docenas de infecciones más.
Las autoridades no actualizan las estadísticas regularmente, incluyendo las referentes al número de personas a las que se les han realizado pruebas o que se han recuperado. Hasta hace poco, la isla tenía un menor índice de pruebas per cápita que cualquier estado de Estados Unidos.
AP