Margarita Quiroz
Hoy, por diferentes vías, las personas hablan de la palabrita nueva que ha puesto de moda el presidente
Hace unas cuantas semanas la representante de la Organización Panamericana de la Salud en el país, doctora Alma Morales Salina, declaraba para un programa de televisión que el Covid-19 «lamentablemente había llegado para quedarse en América Latina»- es decir, entre nosotros- ayer domingo, el Presidente de la República, Danilo Medina, lo confirmó.
Para hacer referencia a esta triste realidad, el mandatario dominicano, en su discurso, empleó una palabra que aún no existe en el diccionario pero que en poco tiempo la Real Academia de la Lengua podría incluir.
Se trata de “covidianidad», una palabra compuesta, Covi- de Covid-19 ó coronavirus y dianidad de cotidianidad. ¡Muy fuerte! Lo que esta alta funcionaria y el presidente de la República nos han dicho es que habrá Covid-19 para rato, que necesariamente tendremos que convivir con este cruel y letal virus y, que en definitiva, la vida nos cambió.
«El miércoles iniciamos una primera etapa en la que recuperaremos poco a poco espacios a la normalidad y entramos en lo que se ha dado en llamar “covidianidad”, es decir, nuestra vida cotidiana, en convivencia con el COVID-19», así dijo presidente.
No nos queda de otra, necesariamente debemos adoptar en serio y con responsabilidad un nuevo estilo de vida. Y es lo lógico, si aún el mundo no tiene una cura, no hay forma de atacar y acabarlo.
«Porque, efectivamente, frenar la epidemia no es lo mismo que eliminarla. Eso solo será posible cuando el mundo cuente con una vacuna efectiva», dijo enfático el presidente.
En conclusión, el miércoles iniciamos lo que el gobierno ha denominado la fase 1, una especie de prueba para ver si nosotros, los dominicanos, podemos actuar de manera sensata, prudente, inteligente y educada. De lo contrario, volveríamos a fase cero y, lo más difícil, podría haber un rebrote, más muertes y contagios, y no sólo se haría más larga nuestra «Covidianidad» sino que podríamos vivir una «Covieternidad».