Emely Tueni
MADRID, España.– La exhumación y reubicación del cadáver del dictador español Francisco Franco ha permitido a muchos dominicanos conocer el lugar donde están enterrados los restos del también déspota Rafael Leónidas Trujillo, quien gobernó con mano dura durante la República Dominicana por más de 30 años.
El cementerio de Mingorrubio, ubicado en El Pardo, fuera del casco urbano de Madrid, es el destino final de reposo de los restos (hasta el momento) de ambos dictadores que anteriormente estaban enterrados en otros camposantos: Franco, en el Valle de los Caídos, y Trujillo en San Cristóbal, República Dominicana, y París, Francia.
En Mingorrubio también está enterrado Ramfis Trujillo, quien murió luego de chocar su auto deportivo con el de la joven Teresa Bertrán, marquesa de Alburquerque, quien murió en el acto. El accidente tuvo lugar próximo a La Moraleja, uno de los barrios madrileños más hermosos, donde residen millonarios españoles.
Dicho Camposanto está situado cerca del Palacio del Pardo, donde vivió largos años el dictador Francisco Franco, a quien Trujillo visitó junto a su esposa María Martínez de Trujillo, cuyos padres eran españoles.
En el Palacio del Pardo estuvieron como huéspedes varios dictadores de la época, y también quien fuera primera dama de la Argentina, Eva Duarte de Perón, cuyo cadáver, al igual que el de Trujillo, estuvo enterrado en cementerios de varios países, hasta su regreso a Buenos Aires.
Durante su estadía en el Palacio del Pardo, la carismática Eva Perón convivió con el matrimonio Franco, y se cuenta que entre la hermosa y joven primera dama de Argentina y la mujer de Franco, Carmen Polo, no hubo buenas relaciones, pues “Doña Collares”, como le llamaban de burla, cuando visitaba tiendas de joyerías, sus dueños por halagarla, o por temor a cobrarle a la esposa del dictador, le regalaban collares de perlas, de piedras preciosas.
“Doña Collares” estará de nuevo junto a su marido, el “generalísimo” Franco, como siempre ambos quisieron.
El nuevo entierro de Franco, se convirtió en un espectáculo televisivo, un circo mediático que más bien resultó una especie de homenaje al dictador, a quien todavía mucha gente en España venera.