La Universidad de Oxford en Reino Unido, ha sido seleccionada como la mejor institución de educación superior del mundo, con lo que encadena cuatro años consecutivos a la cabeza del “ranking” divulgado hoy por la publicación británica Times Higher Education (THE).
El otro centro británico que se sitúa en la parte alta de la tabla, la Universidad de Cambridge, desciende al tercer puesto desde el segundo que ocupó en 2018, y que ahora recae en el Instituto de Tecnología de California (Caltech).
La Universidad de Stanford y el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) ocupan el cuarto y el quinto lugar, respectivamente, seguidas de las universidades de Princeton y Harvard, todas ellas estadounidenses.
La prestigiosa clasificación de THE realiza una evaluación de distintos criterios en que tiene en cuenta parámetros como el número de doctorados otorgados por personal académico cada año o la reputación docente para otorgar puntos a las instituciones de todo el mundo.
Un total de 45 universidades españolas se han clasificado este año entre las mejores instituciones, lo que supone siete más que el año anterior, con lo que España se convierte, junto a Italia, en la tercera nación europea más representada, solo por detrás del Reino Unido y Alemania.
No obstante, desciende la puntuación de sus dos mejores universidades, situadas entre las 200 primeras.
Estas son la Universidad Pompeu Fabra (UPF), que repite como primer centro español en el puesto 143, aunque cae ocho lugares respecto a 2018. La sigue la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), que baja doce puestos (del 145 al 157) y la Universidad de Barcelona (UB), que se mantiene entre el 201 y el 250.
Respecto a Lationamérica, Brasil es la que más universidades aporta al listado con 10 de los 17 nuevos centros latinoamericanos y 46 del total de 101 representantes de la región.
En Europa, Alemania mantiene la Universidad de Múnich en el puesto 32, mientras que Francia no logra colocar a ninguno de sus centros entre los 44 primeros.
Sobre la tendencia global, THE señaló que los países asiáticos emergentes “van a jugar un papel” cada vez más central entre la elite de la educación superior, aunque no será fácil que desplacen a las potencias angloamericanas de la parte alta de la tabla.