Las bolsas de plástico tardan más de 500 años en descomponerse. Se estima que cada persona gasta una media de unas 230 bolsas de plástico al año, lo que representa más de 500 billones de bolsas de plástico en el mundo. Al no ser reciclables, las bolsas quedan en el planeta perjudicando a todos los seres vivos del planeta.
A los océanos llegan cerca de 12 millones de toneladas de plásticos cada año. Estos residuos suponen una grave amenaza para las especies marinas y sus hábitats. Uno de cada seis peces que se venden en las pescaderías contiene microplásticos en sus estómagos. El plástico ya ha entrado en la cadena trófica.
El 3 de julio se celebra Día Internacional Libre de Bolsas de Plástico, con un objetivo claro: reducir las bolsas de plástico de un solo uso. En el día a día, las bolsas de plástico se han convertido en uno de los objetos más cotidianos y también uno de los más perjudiciales para el medio ambiente.
Antiguamente los alimentos y mercancías se transportaban en bolsas de telas, canastas de mimbre o cajas de cartón o madera. Sin embargo en los años 60 y 70 comenzó a popularizarse el uso de la bolsa de plástico, llegando a un punto en el que se nos ha ido de las manos su producción y utilización, generando graves problemas en el planeta. Está claro que a veces la humanidad toma decisiones que nos hacen involucionar, y esta, sin duda, es una de ellas.
Algunos países, como Francia e Italia ya han prohibido la producción de bolsas de plástico y han reducido notablemente su consumo. Otros países como Reino Unido, Portugal y Suecia han optado por aplicar impuestos sobre el uso de las bolsas, y en otros países como Finlandia o Alemania los establecimientos han establecido acuerdos voluntarios.