Margarita Quiroz
El cantante dominicano Carlos Silver se enfrascó, en el 2016 – la primera vez- y ahora, en el 2019, en lograr un reto personal: romper un record guinness de más horas cantadas, permaneciendo cinco días (105 horas, 11 minutos y 40 segundos), entonando canciones sin dormir.
En las dos ocasiones no lo logró, ahora su cuerpo y su mente le pasan facturas por el gran esfuerzo físico y mental. Además, le quedó una deuda de 10 millones de pesos como costo del montaje y logística que todo un pueblo pudo observar a través de una casa de cristal, instalada en el parque Eugenio María de Hostos, en la capital dominicana.
Hoy, muchos quienes le siguieron en esta travesía lo lamentan, otros no tanto y hasta se manifiestan indiferentes.
¿Pero, ustedes se han puesto a pensar sí la realidad fuera otra y Carlos Silver, ese joven perseverante y sin apoyo económico, fuera hoy el ganador?. ¡¿Otro gallo cantaría, verdad?!.
Hoy, todo un pueblo estaría celebrando que la República Dominicana rompió un record guinness por más horas cantadas, por encima del hindú Sunil Waghmare. El record, primero, le iba a pertenecer a la República Dominicana, antes que a Carlos…
Me pongo en sus zapatos, debe ser muy difícil para él recibir esa noticia, que según ha trascendido aún no lo sabe. La agresividad y desorientación, clínicamente, es normal, y sus médicos, entre ellos el noble Cruz Jiminián, se lo había alertado.
La realidad es la que todos sabemos, pero Carlos Silver debe comprender, que los fracasados son los que nunca han intentado nada, los que se quedan sentados de brazos cruzados, lamentando. Él lo intentó y eso tiene una gran valía. Yo me inscribo dentro de los que piensan que él, con su gran esfuerzo, rompió un record guinness a la perseverancia. ¡Adelante!.