La actriz mexicana Kate del Castillo ha desplegado todos sus encantos entre lágrimas y risas al regresar a México tras cumplir tres años de ausencia forzada.
Una entrevista con el narcotraficante mexicano Joaquín «El Chapo» Guzmán en octubre de 2015, cuando el capo era el hombre más buscado del mundo, la puso en el ojo del huracán desde enero de 2016 al ser acusada por el gobierno mexicano por sus supuestos vínculos con el capo.
Recién bajada del avión que la trajo desde Estados Unidos, donde ha cimentado su carrera, Del Castillo compareció el jueves por la noche ante unos 150 medios de comunicación con los sentimientos a flor de piel.
Apenas le entregaron el micrófono y la actriz se soltó a llorar «estoy nerviosa y muy emocionada por estar aquí, se me salen las lágrimas de la emoción», dijo del Castillo, en una rueda de prensa en el Piso 51 de la Torre Mayor, uno de los edificios más altos de Ciudad de México, ubicado en la céntrica avenida Reforma.
Pero más tardó en limpiar su lágrimas que en sacar su sonrisa a relucir ante las ocurrentes preguntas de los reporteros después de leer un comunicado en el que resumió su versión de los ocurrido durante los últimos tres años.
La protagonista de «La Reina del Sur» repasó todos los temas y ofreció buenas respuestas, siempre bajo la protección de tres de sus abogados, quienes la acompañaron durante la conferencia.
Kate, de 46 años, enfatizó en que se sintió «perseguida» por las autoridades de la pasada administración del presidente Enrique Peña Nieto, quienes, según ella, montaron «un juicio mediático y la criminalizaron».
«Si tuvieras frente a ti a Peña Nieto ¿qué le dirías?», le cuestionaron y respondió: «Nada. Yo no le deseo mal a nadie», dijo.
Ese mismo tono lo utilizó para declarar que si la persona que estuviera frente a ella fuera el actor estadounidense Sean Penn, con quien entrevistó al «Chapo» Guzmán, sería capaz de propinarle una «puntapié en la partes bajas» ya que la puso en riesgo por su conducta y comportamiento.
Del Castillo dijo que fue traicionada por Penn, quien al parecer fue quien proporcionó información a las autoridades de Estados Unidos para dar con el paradero de Guzmán y su posterior detención.
Con su característica velocidad al hablar, Del Castillo sorteó 20 preguntas que le lanzó la prensa mexicana durante casi una hora.
Destacó «no estar interesada» en llevar a cabo una película, serie o documental sobre Guzmán, un tema que la saturó mentalmente, mientras explicó que regresó a México para pasar la Navidad con su familia y para «recargar energías».
Insistió en que «no se arrepiente de nada» y agradeció al nuevo presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, por algunas palabras que le dedicó.
La actriz contó que demandó al Estado mexicano por una cifra de 60 millones de dólares por el daño moral y a su imagen causado por diversas acusaciones y señalamientos sobre su presunta relación con el famoso capo.
Recordó que no ha sido llamada a testificar en el juicio del Chapo Guzmán que se desarrolla actualmente en Nueva York desde hace varias semanas.
«Toqué fondo desde el día uno en que este tema se hizo público y la pasé muy mal, me sentí amenazada y con mucho miedo, pero ahora estoy muy feliz de estar en México», apuntó.
El broche de oro de la conferencia llegó con la aparición de un marichi que entonó la canción «México, lindo y querido», inmortalizada por el charro-cantor Jorge Negrete, y cuya letra dice: «México lindo y querido, si muero lejos de ti, que digan que estoy dormido y que me traigan aquí».
Las lágrimas volvieron brotar de los ojos de Kate, pero ahora fueron de felicidad, esa que da la música de mariachi a los mexicanos cuando se regresa a casa tras un largo periodo de tiempo como le sucedió a Kate, quien cantó y hasta brindó con su marca de tequila por su feliz regreso a México.
Fuente: EFE