Redacción elDiigtal.com.do
Este martes 16 de agosto, la República Dominicana conmemora el 159 aniversario de la Guerra de la Restauración, fecha en la que recordamos con orgullo a sus héroes: hombres valientes, con un intrínseco valor patriótico que hicieron realidad lo que hoy conocemos como la ‘Segunda Independencia Nacional’.
Gregorio Luperón tuvo una participación de primer orden en esta gesta conocida en España como Guerra de Santo Domingo, llevada a cabo entre rebeldes dominicanos separatistas y las autoridades españolas en la isla.
Durante esos años de lucha (1863-1865) este general puertoplateño se convirtió en el líder y en la primera espada por sus destrezas en las armas y don de mando.
En las primeras horas de la mañana del 18 de marzo de 1861, Santana convocó al pueblo a la plaza de la catedral, hoy parque Colón, para darle oficialmente la noticia, bajar la bandera dominicana e izar el pabellón español.
La lucha inició en Capotillo, provincia Dajabón, el 16 de agosto de 1863, en contra de los españoles que nos habían anexado, a petición del presidente de la República, general Pedro Santana.
Descontento
La oposición de muchos criollos a la anexión persistió, eran conscientes y valoraban la entrega y lucha de los padres de la Patria, Juan Pablo Duarte, Francisco del Rosario Sánchez y Ramón Matías Mella, por liberar a la República Dominicana de 22 años del yugo haitiano. Por eso, todas las medidas y hechos de los españoles contribuían a incrementar el sentimiento patrio. Pronto comenzaron a crearse focos de resistencia que luchaban por el retorno a la vida republicana.
Grito de Capotillo
El 16 de agosto de 1863, un nuevo grupo de 14 hombres bajo el liderazgo de Santiago Rodríguez hizo una audaz incursión en el cerro de Capotillo (Dajabón) e izaron el pabellón dominicano. Esta acción, conocida como el Grito de Capotillo, fue el comienzo de la guerra.
Entre los integrantes se encontraban Santiago Rodríguez, Benito Monción, Alejandro Bueno, Eugenio Belliard, Segundo Rivas, Pablo Reyes, San Mezquita, Tomás Aquilino Rodríguez, José Cabrera, Sotero Blan, Juan de la Cruz Álvarez y un patriota desconocido.
El experimentado guerrero Gaspar Polanco esta vez se coloca a su lado y llega con ellos a las afueras de la ciudad de Santiago, la cual fue sitiada por miles de hombres.
Después del llamado Grito de Capotillo encabezado por Santiago Rodríguez y 14 hombres más, a Luperón le tocó tomar iniciativas en Moca y La Vega valiéndose de su rango de general.
Tan pronto le fue posible, se incorporó a las operaciones de Santiago donde quedó al mando del comandante en jefe de la guerra restauradora, el general Gaspar Polanco, quien había sido designado como tal por el consejo formado por Pedro Antonio Pimentel, Benito Monción y José Antonio Salcedo (Pepillo), por su antigüedad en el ejército de la primera república. Desde su puesto, hostilizó a los españoles el 6 de septiembre en la Batalla de Santiago.
Fue un hombre de un fuerte sentido patriótico y de gran valor en el uso de las armas y las estrategias de guerra. Por estos méritos, cuando se supo que Pedro Santana pretendía invadir el Cibao, se le designa Jefe Superior de Operaciones en las provincias del sur y del este. En Santo Domingo, se bate de frente al ejército español, que era comandado por Pedro Santana, por entonces Marqués de Las Carreras. Pese a ser poderoso y disciplinado, el ejército español fue derrotado en una estrategia de guerra de guerrillas, debido esto a la inferioridad en número y en calidad de medios por parte de los rebeldes.
Luego reforzó las operaciones de Baní y San Cristóbal donde expulsó a los anexionistas. Retornó a Santiago, donde apoyó sin reservas el gobierno de Gaspar Polanco, a pesar de haberse negado a participar en el movimiento que derrocó a Salcedo, ya que entendía que bajo el gobierno de Polanco la guerra restauradora recuperaría el vigor que había perdido durante el gobierno de Salcedo.